PIMIENTOS DE LA CUARTA DIMENSIÓN

Esta semana ha pasado algo en el almacén que me ha hecho mucha gracia. Os voy a explicar un poco, para que entendáis y os pongáis en situación. 






Resulta que tenemos allí dos máquinas para los pimientos. Una, más pequeña, apenas la usamos ya. Sólo cuando hay poca gente para envasar pimientos y eso. Otra más grande, que es la que suelen poner más a menudo, porque ahora somos muchas las eventuales contratadas. Pues bien, en la máquina grande tenemos una cintilla para echar la segunda. Eso es, el pimiento que no es demasiado bueno: deforme, con bollos o golpes... pero que es comestible y sano, aunque no sea bonito a la vista. Éso es la segunda. También tenemos unos agujeros por debajo, que son para el estrío (podrido, roto, con virus, no comestible ni vendible) que dan a una cintilla por debajo de la máquina. Esos pimientos en cuestión llegan a un gran bol, donde después los tiran. La máquina pequeña no dispone de cintillas para la segunda, con lo que se envasa allí directamente. Lo que sí tiene es un agujero para el estrío. ¿Lo habéis entendido?
Pues bien, parece que a algunas mujeres del almacén les cuesta entender esto. Nos pusieron el otro día en la máquina pequeña. Llegué yo a una banca, donde habían dos mujeres de las que entraron hace poco. Les pregunté:

 
- Señoras, ¿ Dónde están echando la segunda...?
 La señora me miró sorprendida y me contestó. . -Aquí, en la caja verde.
 Normalmente nosotros tenemos varias cajas de cartón. Una es azul, para la primera de calidad.
 La verde la usábamos en aquellos días  para la  primera menos buena. Por eso le respondí a la mujer:
 - No, la caja verde es para la menos buena. Yo me refiero a la segunda.
 - Aquí, por el agujero.
Volví a quedarme pasmada. Pues por el agujero se echa el estrío, ya sabéis, podrido, roto, no comestible.
 - No, por ahí se echa el estrío, yo digo la segunda.
 - Pues por aquí debajo, en la cintilla.
 Pero estábamos en la máquina pequeña; no había cintilla, sino unos palets donde están las mujeres encima y después el suelo.
- Señora, que ahí no hay ninguna cintilla.- le respondí- Ahí está el suelo. ¿Está usted echando los pimientos al suelo?


 No podía dejar de reír, imaginándome que la señora, lo que no le cuadraba mucho, lo tiraba al suelo debajo de la máquina. Me imaginé que a lo mejor la señora pensaba que ahí, debajo de la máquina, había un vórtice dimensional que echaba los pimientos a la cuarta dimensión, como ocurre en un capítulo de los Simpson. Al ver mi reacción, y cómo me reía, la mujer se quedó muy seria, mirándome. Y con voz de mala leche me preguntó:

 -Pero ¿La segunda qué es?



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